martes, 10 de julio de 2012

"Klaus" por Doctor Blood



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El monje Klaus despertó de una horrorosa pesadilla; de solo pensar en la sarta de herejías que había soñado se atemorizaba nuevamente, y pensaba en todas las oraciones de penitencia que le daría su abad. La noche anterior fue horrible para el monje, hervía en fiebre y una tos seca hería su garganta. Un barbero cirujano lo visitó y entre sueños, le escuchó decir algo sobre una peste que le afectaba el pulmón; pero luego el abad sentenció que era el justo pago por sus pecados no confesados. Entre el dolor de cabeza y el sudor no lograba conciliar el sueño, y cada vez se ahogaba con más facilidad. Pasada la medianoche logró conciliar el sueño para recaer en su fatídica pesadilla.

Klaus soñó su propia muerte, se ahogaba en su propia sangre. A la mañana siguiente fue rápidamente sepultado en tierra no santificada, fuera de los límites de la abadía, para no propagar la enfermedad que sus pecados le habían acarreado. Luego de pasar todo el día bajo tierra, fue visitado por un extraño individuo. Era increíble pensar lo que la fiebre era capaz de provocar en una sola pesadilla: sin embargo lo que su sueño le deparaba definitivamente era obra del demonio. El hombre que visitó su tumba lo desenterró cuidadosamente, y mientras recitaba frases en un lengua antigua y profana, vació una botella con un viscoso líquido amarillento en su boca entreabierta. En ese instante, sus ojos se abrieron observando el horrendo color gris en su piel, similar al de su viejo hábito. Al levantarse deseó atacar personas y comer el contenido de sus cabezas. Raudo, se dirigió al convento y con salvajismo mató a todos los habitantes, para luego quebrar sus cráneos y engullir sus cerebros. Al terminar el festín se recostó un rato… despertó agotado de su maldita pesadilla.

Klaus se levantó. Ya no sufría tos ni ahogos. Al llegar al salón del convento descubrió con horror los cadáveres descerebrados de todos sus compañeros. Al mirar sus manos descubrió la terrible mezcla de rojo y gris que delataba su nueva realidad. Y lo peor de todo es que aún tenía hambre…

4 comentarios:

  1. En general una buena historia. Llaman la atención ciertos puntos; por ejemplo esto de un monje (entiéndase cura) arrepentido de sus pecados, sobre todo si lo trasladamos a nuestros tiempos, donde la iglesia cada vez se hunde más con casos pederastas.
    Uno se terminó por acostumbrar a la pluma del doc y ya sabe más o menos qué esperar de ella. Y lo digo justo cuando he estado hojeando la novela gore Los Soldados y hace poco se publicó Vilú. Entonces los relatos suyos se vuelven un ingrediente que parece, por lo demás, apropiado.
    En éste en específico no pude evitar recordar los zombis de Haití, aunque todos sabemos que los de allá son los verdaderos y no los que leemos ni vemos en la tele.
    Como plus: ¿alguien vio ya el video de Deicide, Homage for Satan?

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  2. De hecho este cuento dio origen a una vieja novela corta que publiqué el 2009, donde desarrollo el conflicto de este monje entre su vocación religiosa y su necesidad fisiológica de matar para sobrevivir, y la lucha por encontrar cómo salir de esa necesidad. Gracias por el veintiúnico comentario.

    Blood

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  3. Buen cuento. En este caso la brevedad no me molesta, pues la historia está bien desarrollada: hay un comienzo y un final claros. Aún así se agradecería un poco más de desarrollo,

    Saludos.

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  4. De hecho este cuento es el resumen del capítulo XII de la novela homónina publicada el 2009.

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