lunes, 6 de agosto de 2012

"Lovecraft: Sobre su Percepción Privilegiada" Por Sergio Fritz Roa


"H.P. Lovecraft"  por takoyakidaisuki
"H.P. Lovecraft"  por takoyakidaisuki

Suele ocurrir que quienes son los más inadaptados del mundo social, son sin embargo seres privilegiados en cualidades artísticas. Podríamos dar innumerables ejemplos. Rimbaud y van Gogh, son suficientemente conocidos.

En Lovecraft ocurría lo mismo; incluso de forma más intensa.
"Pero sus ojos habían estado toda la tarde mirando fascinados: se había extraviado en el país de las hadas" .

En efecto, mientras su "roce social" y su capacidad laboral disminuía con el tiempo, su mundo interior crecía y se alimentaba de la materia de los sueños. Tomaba prestada una luz no perceptible para la mayoría. Una luz, decimos, que lo confrontaba con la, en juicio de Lovecraft, terrible realidad diurna. Tal vez por ello prefería el silencio, la noche y la soledad. Trinidad que no todos eligen; y que incluso la mayoría teme.
Con ello la mirada se hacía más intensa, para dirigirse hacia regiones no habituales. La intuición ya no sólo era literaria, sino filosófica. Y aun cuando HPL renegaba, tanto en sus conversaciones como correspondencia, de toda forma de espiritualidad, sin embargo su prosa cada vez buscaba más en lo preternatural una respuesta, un camino donde expresarse. Novelas como “El color que cayó del cielo”, “El susurrador de las tinieblas” y “El llamado de Cthulhu” muestran muy bien el afán de nuestro autor por escudriñar en los misterios de la vida y el universo.

Mientra penetraba en tales posibilidades, vedadas para nuestros semejantes, HPL se alejaba más de la literatura-narración para hacer de ésta una literatura-filosofía, es decir una interrogación al cosmos.
La percepción se hace más intensa y el ser parece alejarse de este planeta, para adentrarse en el reino de las Ideas, entendidas éstas en un sentido platónico. El afrontar tamaña aventura ha de provocar necesariamente un alejamiento de la vida ordinaria… Perderse en lo ideal es rechazar la cotidianeidad de la existencia de la urbe. Aunque no se lo quiera asumir, amar el sueño es también amar la muerte.
Mientras más experta era la mirada de Lovecraft, más lejos se hallaba su cuerpo de este espacio sublunar.
Pero, ¿la narración de HPL se funda en un proceso de la razón únicamente? Sin duda que no; y lo que desde antaño se ha llamado inspiración y que dice relación con la intuición (mecanismo que nos permite aprehender la realidad de manera directa, sin pasar por el sendero del raciocinio; y cuya sede según las comunidades tradicionales está en el corazón), tiene una parte fundamental en aquello.
Acerca del misterio de la inspiración muchas cosas podrían decirse, y más aun callarse; pues estamos frente al misterio magno del Arte Literario.
Aun cuando es factible que el autor de “El sabueso” no haya sido un iniciado en el esoterismo; demuestra gran conocimiento de ciertos asuntos, que es difícil adquirir sin participar en sociedades de este tipo. ¿De dónde, entonces, Lovecraft bebió? Creemos que su intuición lo ayudó. O, aunque a algunos parezca una hipótesis absurda, pudo haber sido influido por una organización determinada.
Leamos lo que un representante del mundo de la Tradición ha expresado, y que pudiera ser aplicable al caso Lovecraft:
“No creemos, pues, acerca de este orden, en “invenciones de los poetas”, a las cuales el señor Waite parece dispuesto a conceder gran intervención; tales invenciones, lejos de recaer en lo esencial, no hacen sino disimularlo, deliberadamente o no, envolviéndolo en las apariencias engañosas de una “ficción” cualquiera; y a veces éstas lo disimulan demasiado bien, pues, cuando se tornan demasiado invasoras, acaba por resultar casi imposible descubrir el sentido profundo y original; ¿no fue así como entre los griegos, el simbolismo degeneró en “mitología”?” .
Y más adelante:
“Dante escribía con perfecto conocimiento de causa; Chrestien de Troyes, Robert de Boron y muchos otros fueron probablemente mucho menos conscientes de lo que expresaban, y quizá, incluso, algunos de ellos no lo fueron en absoluto; pero poco importa en el fondo, pues, si había tras ellos una organización iniciática, cualquiera que ésta  fuera, el peligro de una deformación debida a la incomprensión de ellos quedaba por eso mismo descartado, ya que tal organización podía dirigirlos constantemente sin que ellos lo supieran, sea por medio de algunos de sus miembros que les proveían de los elementos que elaborar, sea por sugerencias o influjos de otro género, más sutiles y menos “tangibles” pero no por eso menos reales ni eficaces”.  

NOTA: El presente es un capítulo del libro inédito de Sergio Fritz Roa, “CRUZANDO EL UMBRAL: VISIONES SOBRE LA OBRA DE H. P. LOVECRAFT”, de edición próxima en Ediciones Bajo los Hielos.



1 comentarios:

  1. En el sentido inverso está la orden tifoniana, como un grupo qeu surgió pensando que Lovecraft era un profeta que no entendió las ideas que estos seres de otras dimensiones le estaban entregando y que por lo tanto degeneró en cuentos de fantasía.

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