miércoles, 25 de septiembre de 2013

"El Sueño del Psiquiatra" por Aldo Astete Cuadra

Ilustración por All Gore

Tras irse el detective, el psiquiatra Samuel Faundes realizó la visita de rutina por las habitaciones del manicomio. Era una mañana agradable y soleada para disfrutar caminando por las calles de la ciudad o mucho mejor por el campo, buscando refugio en la sombra de los árboles y oyendo el arrullo melodioso del arroyo. Sin embargo, para él estaba reservado el paseo por los fríos pasillos, entre habitaciones y patios interiores.
Extrañamente aquel día se percibía un silencio alarmante; nada de gritos o de conversaciones con seres imaginarios. La esquizofrenia estaba sosegada, tal vez por algún tipo de tranquilizante que desconocía, algo en el ambiente quizás.
Recordó que había quedado en asistir a los funerales de Olegario Oyarzo, que se realizarían al medio día. Acudiría en su calidad de médico tratante por décadas.
Qué paciente más extraño, pensó, detrás de su existencia alucinada se ocultaba un misterio imposible de develar por completo. Los delirios y alucinaciones eran situaciones cotidianas que nunca le sorprenderían mayormente, pero escapar para lograr interesar a un investigador en sus propias divagaciones, en su locura declarada e irreversible, en esta paranoia desproporcionada, era lo que a él le sorprendía. El interés demostrado por Emet Blanco en el libro de Olegario parecía el interés de otro desquiciado, si no fuera por los detalles artísticos y la pulcritud de la caligrafía, tal vez lo más rescatable de la obra de un demente, pensó.
Se fue lentamente, arrastrando un poco los pies hasta la habitación que perteneció a Olegario. Se detuvo un instante en el umbral, no decidiéndose a ingresar del todo, como si un sexto sentido le sugiriera no involucrarse más, no volver a indagar al interior del cuarto, bastaba con la visita en compañía de Emet realizada con anticipación. Finalmente, se decidió y rompió la extraña parálisis que le limitaba el ingreso y le ponía en sobreaviso.
El interior estaba impecable, lo único que parecía fuera de lugar correspondía al desorden de la cabecera que aún como si se tratara de entrañas digestivas, se encontraban diseminadas sobre la desecha cama, tras sacar de su interior el libro de Olegario. Entre unos papeles del velador, unos que al parecer no habían sido prolijamente auscultados. El médico encontró los símbolos que habitualmente dibujaba su paciente, además de unas letras incomprensibles, quizás de un dialecto sólo evidente por un intelecto desequilibrado. También notó lo que parecía un poema o las palabras mágicas de un rito. No pudo refrenar la tentación de leerlo en voz alta.

lunes, 23 de septiembre de 2013

"El Hombre Marino" por Aldo Astete Cuadra


Hace unos años, veía, de tarde en tarde, a la señora Eugenia Torres pasar por el frente de mi casa, ahí por la playa. Se dirigía hasta «Punta de Lapas», a la punta en donde se unen las corrientes y regresaba al rato, ya de noche. Un día salí a comentarle que no era muy recomendable que fuera sola a esas horas hasta allá, pues ahí pasaban cosas extrañas, varios vecinos decían haber visto el «barco fantasma». Ella me dijo que no creía en esas cosas, así que la acompañé haciéndome la valiente, nunca iría sola durante la tardenoche hasta la puntilla. Nos sentamos a unos metros del agua. Conversamos de algunas cosas que ya ni recuerdo, hasta que lo vi clarito y no pude evitar dar un grito ahogado. Se trataba de un hombre que emergía del agua hasta la cintura y nos miraba desde lejos. Se sumergió enseguida. La señora Eugenia Torres no vio nada, pero inmediatamente el hombre, que vestía un traje negro volvió a aparecer y ahí sí que ella lo vio. Las dos salimos corriendo, yo me vine hasta mi casa y ella siguió corriendo por la playa hasta la suya que quedaba en la Medialuna.

martes, 17 de septiembre de 2013

"Beatriz" por Fraterno Dracon Saccis

Ilustración por All Gore

Estoy paralizado.

Cada día era igual al otro, desde que tengo memoria. Llegaba el plenilunio y mis Padres aullaban y danzaban entorno al fuego. Lluvias que no cesaban hasta pasada una semana. Truenos que retumbaban entre los árboles. Olas que amenazaban con cubrir el islote y hacerlo desaparecer. El Barco del Arte dejando sus mercancías y recogiendo sus tributos. Cada día era diferente, pero al formar parte de ciclos, no eran más que una pieza de la monotonía.

Ni Galindo, uno de mis muchos Padres, con sus lecturas a escondidas de los otros Brujos, lograba abstraerme del mundo congelado en el que vivía. Al contrario. Fue él quien plantó la semilla del inconformismo en mi alma… alma… también gracias a él comprendí que yo tenía una. A veces pienso que es por esto que me dijo “perdóname” para luego salir volando con su makuñ para nunca regresar. No hay nada que perdonar, solo agradecer, querido padre y amigo.

Sin embargo, un día en que deambulaba por los alrededores de la cueva, como era mi obligación, resguardando la guarida de mis Padres, una visita llegó de entre el bosque. Su cabello negro azabache se agitaba como tela con el viento. Su andar, era como si flotara sobre el agua, sus pies estaban cubiertos por el largo vestido rojo que cubría su delgado cuerpo. Fue su rostro, sí, su rostro inescrutable, su mirada fría como la brisa marina la que me hipnotizó. No me dirigió palabra ni posó sus ojos sobre mí, para pasar por mi lado y desaparecer en la boca parpadeante de la cueva.

Beatriz, de inmediato la nombré para guardarlo en secreto, evocando a la musa de Dante. Esperé a su salida, con temblores y ansiedad. Tal como llegó se fue, como si no hubiera custodio en el islote. Intenté seguirla pero mis saltos no fueron capaces de dar caza a su deambular etéreo.

viernes, 13 de septiembre de 2013

"Snuff" por Rodrigo Figueroa*

Ilustración por Ana Oyanadel

*Ganador del concurso "Urlo" Lo usual es la putrefacción.


¿De qué lado de la cámara estás?

el ojo vigilante y rojo,
¿hacia dónde apunta?

¿puedes diferenciar tus fluidos
de los que tienes frente a ti?

la presión de tu muñeca
¿ha cortado ya tu pulso?

¿Sientes el miembro erecto
en tu masa encefálica
entrando y saliendo
por donde solía estar
tu globo ocular izquierdo
ahora violado y ausente?

martes, 10 de septiembre de 2013

"El que sonríe a través de la ventana" por Aldo Astete Cuadra

Ilustración por All Gore
Hace años mi hermano me contó que encontrándose en su lancha en Puerto Low, los sorprendió una tempestad y tuvieron que fondear su lancha por varios días. En tierra, decidieron salir a recorrer y buscar agua dulce. No muy lejos de donde se arrancharon encontraron un arrollo y decidieron subir por él un poco más, hasta que se toparon con una placa de oro. Estaban todos los dientes y muelas de la parte superior. Extrañados pero contentos por el hallazgo decidieron regresar por donde vinieron. Al día siguiente, cuando la tormenta amainaba, volvieron a Quellón, sin embargo, saliendo del Golfo Corcovado recrudeció la tormenta y debieron buscar refugio en Isla Coldita. Ahí vieron luces en una casa y solicitaron alojo por aquella noche, pues la tarde los había sorprendido y ya estaba oscuro y el viento amenazaba con tirar todo lo que no estuviera firmemente asido al piso. En la casa los recibieron mejor de lo que esperaban, inclusive quien se encontró la placa de oro terminó siendo medio pariente del dueño de casa. Aquella noche los atendieron como reyes, les prepararon una buena cena, atizaron el fuego y les prepararon camas mullidas en la cocina para que no sintieran frío. Al día siguiente las condiciones mejoraron y los hombres regresaron a la embarcación y a Quellón sin dificultades, pero antes habían decidido desprenderse de la placa de oro regalándosela al dueño de casa que tan bien y desinteresadamente los había atendido.

viernes, 6 de septiembre de 2013

"El Ojo Oceánico" por Juan Mayor *

"Ojo Metálico" por Alex Olivares
*Relato ganador del concurso ¿Cómo sería el resurgimiento de R'lyeh?

Me arrepiento tanto de haber tomado la decisión de cruzar el Océano Pacífico en esa embarcación… Si no hubiera vivido todas esas atrocidades aquella noche, no dependería de este pequeño atisbo de cordura para dejar registro de lo que…presencié… Pero debo escribirlo, antes de que aquello me atrape nuevamente. Aquel pandemonio innombrable, con sus extensiones aceitosas y sus ventosas que me observan, impávidas, en la complicidad silenciosa de esta habitación…

Esa noche, en alta mar, había un silencio que nunca en la vida había sentido. Una quietud en la cual cualquier sonido involuntario retumbaba en el ambiente, como si estuviera entre dos grandes peñascos. Ni siquiera el eco que se producía ondeaba el agua, por lo que empecé a desorientarme con el ruido circundante y a cuestionarme al unísono si lo que estaba viviendo era un sueño. Lo que me causó mayor preocupación fue el hecho de que el agua despedía un hedor que…no, no puedo describir… Luego, sentí que un vapor - supongo que fue lo que produjo ese olor - hacía hervir el océano de una manera que se asemejaba a estar sobre una enorme masa gelatinosa. Al mirar hacia abajo, pude presenciar miles de ojos que parecían burbujas que estallaban y alteraban mis sentidos de forma espantosa. En ese vértigo, pude distinguir figuras geométricas ciclópeas, difíciles de concebir por una mente humana. Eran como pilares calcáreos de origen antiquísimo que sostenían algo que no pude descubrir al principio…pero que, poco a poco, asimilo cuando veo ciertas imágenes en mis episodios de locura… Siento que aquello quiere volver…seguiré lo más que pueda…


martes, 3 de septiembre de 2013

"La Viuda de la Noche" por Aldo Astete Cuadra

Ilustración por Ana Oyanadel

La primera vez que supe de ella fue cuando regresábamos de una fiesta en el Puente Soto. En ese tiempo no había camino hasta Punta de Lapas, así que regresábamos por la playa, como a las dos de la mañana con mi papá. Vimos a lo lejos una figura oscura que caminaba delante de nosotros, mi papá la reconoció enseguida y comenzó a silbarle, poco a poco nos acercábamos, hasta que perdíamos de vista a esta mujer vestida de riguroso negro, la «Viuda de la Noche» me dijo el papá que se llamaba.
De pronto aparecía detrás de nosotros, caminando a nuestro ritmo, así que disminuíamos el andar hasta que se nos acercaba y volvía a desaparecer, para reaparecer delante de nosotros. Así anduvimos un tiempo, yo estaba asustada, pero mi papá parecía disfrutarlo, le silbaba y reía. Antes de llegar a la casa del vecino Honorio Vera, la «Viuda de la Noche» ingresó a una de las tantas cuevas escavadas por el mar en las paredes rocosas.
No volví a saber de ella hasta que muchos años después, en una comida realizada en el «Turislapa» la señora Evelina Chaura me comentó que en el arrollo cercano, ahí donde está la casa de Iván Haro se sentía a la «Viuda de la Noche», salimos y la verdad es que en un principio no logré oír nada, pero la señora Evelina Chaura me pidió que me acercara un poco más al bosque, y sí, efectivamente pude escuchar como una mujer lloraba amargamente, eso sí que me dio mucho miedo y entramos las dos corriendo al «Turislapa»






lunes, 2 de septiembre de 2013

Editorial de Septiembre

Logo por Alex Olivares
Chile del terror, en este mes de septiembre, tiene muchas novedades y especiales para hacer de todos quienes gozan del terror y siguen nuestro sitio, unas fiestas patrias inolvidablemente siniestras.
Pero antes, hay una serie de avisos necesarios que debemos incluir en esta editorial, como los ganadores de diversos concursos que hemos realizado en el mes de agosto:
En el concurso sobre un poema gore para adjudicarse los tres libros de Pablo Espinoza Bardi (Urlo, Necropestiva vol. 2 Cuentos de Gore, locura y muerte y La maldición de los Whateley’s) el ganador es Rodrigo Figueroa con su poema "Snuff". El envío lo haremos esta semana toda vez que se ha levantado la huelga de Correos de Chile que nos tenía complicados, y esto es válido para los demás ganadores de otros concursos..
En el concurso sobre la mejor definición de “ominoso” realizada en nuestro facebook la ganadora del primer número de la revista Ominous Tales es para Fauna del Bosque que ya dentro de esta semana, podrá contar con su revista.
Por último, el premio de una polera de Chile del Terror conmemorativa del natalicio de H.P. Lovecraft por escribir una ficción de ¿cómo sería el resurgimiento de R’yleh? es para Juano y su relato “El Ojo Oceánico”.
Luego de comunicar a los esmerados y creativos ganadores de los concursos del último tiempo, queremos contarles que se están subiendo una serie de audiocuentos, principalmente los realizados para la conmemoración del aniversario anterior en honor Lovecraft, así como otros relatos.
Este mes, es especial, es un periodo en el que emerge toda la chilenidad y es por eso que hemos decidido realizar un especial mitológico con una serie de relatos vivenciales redactados por nuestro staff de escritores, quienes han realizado un rescate de la memoria de personas anónimas quienes se han enfrentado a situaciones que los han puesto de cara a los mitos más horrorosos de  nuestro país, especialmente de las zonas en que habitamos y que además serán concienzudamente ilustrados por nuestro staff de dibujantes. Este especial se prolongará hasta la última semana de septiembre. A partir martes 24 del mismo mes daremos inicio a un especial largamente esperado tanto por nosotros, como por quienes ya se han empapado del terror materialista cósmico de Cult of Goczecocogch, una serie de relatos, cómic, ilustraciones y poemas que aumentan la mitología de este ser omnipotente que se niega a ver las estrellas desde las profundidades abisales de Cancerá.
No me queda más que instarlos a continuar visitándonos, tanto en nuestro blog, como en facebook, leyendo nuestro terror nacional y participando activamente en las iniciativas y concursos que estaremos comunicando oportunamente. Desde ya estamos agradecidos por la fuerza que ha tomado este proyecto, al transformarse, estamos seguros, en una de las alternativas más validas y pujantes del terror nacional.



Editor Chile del Terror