Hace
unos años, veía, de tarde en tarde, a la señora Eugenia Torres pasar por el
frente de mi casa, ahí por la playa. Se dirigía hasta «Punta de Lapas», a la
punta en donde se unen las corrientes y regresaba al rato, ya de noche. Un día
salí a comentarle que no era muy recomendable que fuera sola a esas horas hasta
allá, pues ahí pasaban cosas extrañas, varios vecinos decían haber visto el
«barco fantasma». Ella me dijo que no creía en esas cosas, así que la acompañé
haciéndome la valiente, nunca iría sola durante la tardenoche hasta la
puntilla. Nos sentamos a unos metros del agua. Conversamos de algunas cosas que
ya ni recuerdo, hasta que lo vi clarito y no pude evitar dar un grito ahogado.
Se trataba de un hombre que emergía del agua hasta la cintura y nos miraba
desde lejos. Se sumergió enseguida. La señora Eugenia Torres no vio nada, pero
inmediatamente el hombre, que vestía un traje negro volvió a aparecer y ahí sí
que ella lo vio. Las dos salimos corriendo, yo me vine hasta mi casa y ella
siguió corriendo por la playa hasta la suya que quedaba en la Medialuna.
Dicen
que en «Punta de Lapas», debajo de la arena, hay muchas rocas y en algunas
partes se forman cavernas que nadie sabe dónde van a salir, los lobos marinos
suelen jugar detrás de la punta, hasta que se sumergen y no vuelven a salir,
por eso no me extraña que cosas raras pasen ahí.
Tiempo
después, mirando desde mi ventana, vi que algo se aproximaba por el mar, un
objeto negro, venía desde esa isla (Cailín) como si asomara sólo la cabeza.
Pensé que era un lobo de mar, pero éste no se detenía ni sumergía, hasta que
pasó por el frente y a la altura de la casa de don Nicanor Barría salió a la
playa, yo ya había salido a ver a la playa y no me va a creer que lo que salió
del agua era el mismo hombre que había visto antes en «Punta de Lapas», pero
ahora comenzó a desdoblarse, así como a estirarse por partes, hasta que quedó
completamente erguido, yo calculo que medía como dos metros, era delgado y muy
alto, luego se puso a correr por la playa con grandes pasos medios torpes,
hasta que se perdió detrás de la puntilla en donde está la casa de Filomeno
Chiguay.
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