Ilustración por Ana Oyanadel |
La
primera vez que supe de ella fue cuando regresábamos de una fiesta en el Puente
Soto. En ese tiempo no había camino hasta Punta de Lapas, así que regresábamos
por la playa, como a las dos de la mañana con mi papá. Vimos a lo lejos una
figura oscura que caminaba delante de nosotros, mi papá la reconoció enseguida
y comenzó a silbarle, poco a poco nos acercábamos, hasta que perdíamos de vista
a esta mujer vestida de riguroso negro, la «Viuda de la Noche» me dijo el papá
que se llamaba.
De
pronto aparecía detrás de nosotros, caminando a nuestro ritmo, así que
disminuíamos el andar hasta que se nos acercaba y volvía a desaparecer, para
reaparecer delante de nosotros. Así anduvimos un tiempo, yo estaba asustada,
pero mi papá parecía disfrutarlo, le silbaba y reía. Antes de llegar a la casa
del vecino Honorio Vera, la «Viuda de la Noche» ingresó a una de las tantas
cuevas escavadas por el mar en las paredes rocosas.
No
volví a saber de ella hasta que muchos años después, en una comida realizada en
el «Turislapa» la señora Evelina Chaura me comentó que en el arrollo cercano,
ahí donde está la casa de Iván Haro se sentía a la «Viuda de la Noche», salimos
y la verdad es que en un principio no logré oír nada, pero la señora Evelina
Chaura me pidió que me acercara un poco más al bosque, y sí, efectivamente pude
escuchar como una mujer lloraba amargamente, eso sí que me dio mucho miedo y
entramos las dos corriendo al «Turislapa»
Tiene cierto aire al cuento - Una rara anécdota escalofriante - de Emilio Carrere. Recomiendo que la lean, saludos
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