viernes, 18 de abril de 2014

"El indiferente brillo de la luna" Por Fraterno Dracon Saccis













Ilustración por All Gore







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A esa altura la muchacha ya solo vomitaba bilis.
Miraba al cielo nocturno cubierto de nubes. La mezquina luz de la luna apenas las atravesaba.
No lograba dar con la salida de ese agujero inundado de fango maloliente. Por más que lo intentaba no evitaba caer. Sus manos hacían contacto con cosas que solo podía imaginar, pero que su mente se negaba a hilar la frase que las describía. Además un dolor agudo parecía partirle la cabeza desde la nuca hasta la frente.
Otra cosa era el olfato.
El hedor de lo que fuese en lo que estaba chapoteando era urticante, era como un brazo que se introducía por la boca retorciéndose en el esófago, hasta apresar la bolsa estomacal y jalarla al exterior...
 … y otra vez una arcada la derribó. Regurgitó un escupitajo ácido y al tratar de levantarse su mano se aferró a una cavidad pegajosa, dura y recubierta de pelo.
Un claro de nubes permitió que la luna iluminase sus sospechas.
Sus dedos se hundían en las cuencas de un cráneo.
Un grito seco y ronco escapó de su garganta, desgarrada de tanto vomitar. Retrocedió, intentando en vano escapar del macabro hallazgo, para tropezar y encontrarse de cara con la verdad que destrabó su lengua y formó la oración con otra descarga de bilis.
“Estoy nadando en cadáveres”.

viernes, 11 de abril de 2014

"La Tormenta" por Aldo Astete Cuadra













Ilustración por All Gore







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Hoy por la mañana, al caminar por las playas de Cancerá, presentí que los aires fríos no sólo eran a causa del inicio del invierno austral. Hemos dejado el solsticio hace días, ya me parecía raro que nada sucediera, por eso fui hasta la playa, a contemplar Licilia. Para mi sorpresa había una total ausencia de seres vivos, ninguna gaviota o zarapito, pese a que el mar, en su retirada, dejaba a la vista enormes extensiones de un fondo marino insospechado, de un verde intenso que contrastaba con el gris de la mañana, mientras que el sol pugnaba por irradiar entre el manto nuboso.

Afuera se gesta la tormenta, el viento huracanado, la tromba marina y el tornado, todos se han unido en una danza macabra. Intuyo que éstas son las ocasiones propicias para que emerjan aquellos que no desean ver la luz de las estrellas. La lluvia copiosa y el temporal ocultan, más que la oscura noche de luna nueva, aíslan tanto como el miedo más recóndito del ser humano. Es el momento adecuado para que los demonios nos visiten.


Estamos incomunicados, incapaces de hacerles frente en medio del desorden climático, de los truenos que provocan temblores, de los rayos que con su luz y energía dejan sin luz a los pueblos, para que el mal retome su dominio mientras dure la tormenta. A nadie le extrañará algún incendio, nadie cuestionará un naufragio ni accidentes horribles que ocurren por doquier.

martes, 8 de abril de 2014

Prólogo de Sergio Fritz Roa para "Chile del Terror - Una Antología Ilustrada"


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1.-
Se suele confundir lo oculto con lo inexistente. Se cree que una cosa, por estar escondida, no debe existir. Esto es falso. El no ser visible a la generalidad no implica invisibilidad en sí. Algo semejante ha ocurrido con la literatura de horror en Chile.

Si bien es cierto, no suele figurar entre las más demandadas en las librerías y, pocas veces, ha merecido la atención de los críticos (oficio, por lo demás, cada vez más mediocre y comprometido con las grandes editoriales más que con el público), su presencia es concreta. Aunque oculta y acechante, la literatura de horror sí existe en Chile, desde hace más tiempo de lo que se podría creer; y algo no menor: en el momento actual ¡goza de muy buena salud!

2.-

La literatura chilena, a pesar de lo novel que es, ha sido capaz de lograr una riqueza de tendencias impresionante. Esto puede entenderse en países con culturas centenarias o incluso milenarias como  Francia, las tierras británicas, Rusia o Alemania. Sin embargo, Chile, joven patria y dotada de una pequeña población, también ha originado una cantidad de ríos, bifurcaciones temáticas profundas.

¿Obras épicas? Pues sí, La Araucana. ¿Criollismo? Mariano Latorre. ¿Literatura marítima?, Salvador Reyes y Francisco Coloane. ¿Vanguardismo? Vicente Huidobro, Juan Emar, Jorge Cáceres. ¿Surrealismo? El interesante grupo La Mandrágora (Enrique Gómez Correa, Jorge Cáceres y Braulio Arenas). ¿Poesía social, combativa? Pablo Neruda, el otro Pablo (De Rokha),  Efraín Barquero, Andrés Sabella. ¿Esoterismo? Miguel Serrano, John Baynes (seudónimo de Darío Salas), Ramasse  Radulla. ¿Psicológica? José Donoso, Adolfo Couve, la profundísima María Luisa Bombal. ¿Literatura moderna y honesta? Roberto Bolaño.   ¿Poesía macabra? Boris Calderón. ¿Ciencia ficción?, el gran Hugo Correa, Antonio Montero, Sergio Meier. ¿Policial?, una obra digna del cine: El sociode Jenaro Prieto, autor que ha de mencionarse junto a Alberto Edwards, Roberto Ampuero, Díaz Etérovic, entre otros. ¿Literatura lumpen?, Alfredo Gómez Morel, Luis Rivano, Armando Méndez Carrasco. Y así, cada tendencia posible de imaginar ha encontrado en este suelo y en esta sal distintos exponentes, pues Chile es, de alguna manera como la leyenda quiere, el residuo de lo que le quedó a Dios, luego de haber creado el mundo. El paisaje nos determina. No puede ser de otra forma. Y este abanico de climas, parajes, pueblos,  desiertos, angostura, soledad, etc., necesariamente ha de influir en los distintos seres que la han poblado. Los escritores, al ser más sensibles que el resto de la población, han sido los reflejos vivos de este Chile-crisol.

3.-

La otra particularidad de gran parte de la literatura nacional es un humus patético, melancólico y opresor: gente vestida de negro, parquedad en el lenguaje, frialdad en el trato con el desconocido. No obstante,  también destaca el imbunchismo (culto a lo feo en palabras de ese psicólogo social tan notable que fue Joaquín Edwards Bello), tendencia a los crímenes más crueles, alcoholismo, etc. Pero lo que es a nivel privado, se manifiesta peor aún en la esfera fiscal. En Chile la tortura y la violencia por el Estado son históricas: Masacre de la escuela Santa María de Iquique, matanza de Ránquil, jóvenes asesinados en el Seguro Obrero, opresión al pueblo mapuche, 1973; y un largo etcétera.  Sin embargo, ya viene de antes, mucho antes, por cierto, y se expresa en las leyendas, en esa lucha del hombre con el paisaje, con el diablo y con esos seres mitológicos que pueblan nuestro país. Y es debido a estos elementos donde surge la literatura de horror nacional.

miércoles, 2 de abril de 2014

Editorial: Se acerca el fin...



El fin está cerca…

El fin de la venta en verde de nuestro primer —y esperamos que no último— libro, Chile del Terror – Una Antología Ilustrada, y poco a poco se han ido adhiriendo a lo largo del país, personas que han creído en nuestro trabajo y han invertido unos pocos pesos en obtener un trabajo independiente pero no por ello menos dedicado. Como ha dicho Sergio Fritz Roa en su prólogo “constituirá un hito dentro de la historia de la literatura de terror nacional”. Es un hecho innegable que la variopinta procedencia de los autores es una característica ya digna de elogiar, mas no es la médula del compilado. La verdadera fuerza radica en la heterogeneidad de voces y su comunión con las ilustraciones, que funcionan tanto de forma independiente como en su conjunto.

Si esto es verdad se lo dejaremos a ustedes, queridos lectores.

Aunque antes, déjennos seguir persuadiéndolos de adquirir nuestra antología con el siguiente teaser...

Música y edición de video por Rodrigo Vásquez.
Ilustraciones por Ana Oyanadel, Alex Olivares, All Gore, Francisco Visceral y Khaoz Vortexx


Aquí han podido tener un acercamiento a la parte gráfica del libro, además de algunos leves trazos de los conceptos que encontrarán en los relatos. Esperamos que compren sus tickets para viajar en este tren del horror, cuyos diez vagones de paredes rasguñadas por demonios, los llevarán a un paseo por lo más retorcido de la carne y la imaginación.

Lee el prólogo de la antología por Sergio Fritz Roa AQUÍ
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