Ilustración por All Gore.
“La voz sepulcral de Los Genios”- Les Djinns, poema de Víctor Hugo.
A lo mejor nunca debimos presentarnos, Eduardo hace ya algunos días que no se veía bien.
Éramos los últimos, nos consideraban como el plato fuerte del encuentro coral. Luego de dos horas fue nuestro turno. Bach, Vivaldi, Mozart, Beethoven, Gounod, Wagner y otros desfilaron en nuestro repertorio, aceptado y aplaudido por el público. Pero sabíamos que ellos esperaban otra cosa, y lo teníamos reservado para el final.
En un principio cuando Eduardo nos dijo que en la presentación incluiríamos aquella obra, nos negamos, pero nuestro fuerte siempre han sido los desafíos, así es que terminamos aceptando.
Hacía años que nadie interpretaba la musicalización de este poema del gran Víctor Hugo, quizás por las diversas y curiosas historias tejidas en torno a ella y a quienes la cantaban, cuentos que para mí eran más motivo de risa que de temor.
Ensayamos varias horas cada día, buscando la perfección. Aun cuando nuestro director mostró una visible y repentina fatiga que notamos en sus ojos cansados, con grandes ojeras, seguramente producto del insomnio o algún otro trastorno del sueño. Le propusimos posponer la presentación, pero Eduardo era uno de esos músicos de idea fija.
"Me complace presentarles una maravilla, una obra de arte que ha permanecido guardada por muchísimos años y que ahora tendrán la ocasión de oír, una experiencia que no podrán olvidar fácilmente por el resto de sus vidas dijo" un extasiado Eduardo.
Así revivimos a “Les Djinns” de Gabriel Fauré. Al comenzar con los primeros acordes, se produjo un silencio total…
Murs, ville et port,/
asile de mort,/
mer grise où brise/
la brise, tout dort…
La atención de tres mil personas boquiabiertas se me antojaba irreal.
D'un nain qui saute /
c'est le galop,/Il fuit, s'élance/
Puis, en cadence…
Los presentes lloraban, sobrecogidos por la armonía y majestuosidad de la interpretación.
***