viernes, 23 de octubre de 2015

"La asunción del Dios–Carne / O la balada de Norman González" por Pablo Espinoza Bardi














Ilustración por Visceral.













¿Qué es uno menos?
¿Qué significa una persona menos en la faz del planeta?

Ted Bundy

Para mí, un cadáver tiene una belleza y una dignidad que ningún cuerpo
con vida puede alcanzar jamás. Hay una calma en la muerte que me tranquiliza.

John R. Christie


Uno de los retorcidos pasatiempos de Norman González, consistía en coleccionar animales muertos. Los metía en un costal y se los llevaba para su casa. En aquel tiempo su madre tenía algunos meses de fallecida y su padre había desaparecido en misteriosas circunstancias en un período similar de tiempo.

Su figura lánguida y miserable no pasaba desapercibida para la gente del barrio; de hecho, molestaba a la mayoría cuando éste se paseaba con cierto aire de grandeza por el lugar… hurgando en la basura y, a veces, comiendo de ella.
En una ocasión, a las afueras del mercado, se ganaría el total descontento de la comunidad. Norman le hablaba a un perro que estaba totalmente agusanado, posiblemente arrollado por algún vehículo en la carretera. De rodillas frente a él, amontonaba y hurgueteaba las vísceras que estaban regadas en el camino. Norman hablaba con la propiedad digna de un extraviado mental, frente a la perturbada y asqueada mirada de los transeúntes.

A veces (y sólo a veces) me detengo frente al cadáver de un perro / o de cualquier otro animal / pero me inclino por los perros / pues sus interiores siguen siendo jugosos después de días / a diferencia de un animal pequeño / entonces a veces (y sólo a veces) introduzco mis manos abriendo a la fuerza el estómago henchido / y remuevo las tripas y la sangre coagulada y los gusanos / y a veces (y sólo a veces) me llevo las manos empapadas a mi cara / y termino impregnado de sus caldos / y las pulgas saltan hacia mí enloquecidas y succionan mi sangre con fuerza ya que la sangre muerta no los satisface / entonces a veces (y sólo a veces) la gente piensa que mis actos tienen un fin de tipo sexual / pero yo me río señores claro que sí yo me río / pues para mí tiene un trasfondo superior / pues para mí es tan sólo “asimilación”.

Su padre pertenecía a una pequeña congregación religiosa de la cual fue uno de sus pastores. Lo expulsaron cuando su adicción al alcohol se hizo notoria e irreversible. Su esposa era la que más sufría. Si bien reflejaba un cierto retraso mental, ésta guardaba con profundo silencio los años de abusos físicos y psicológicos cometidos por su marido; incluso se decía que éste abusaba sexualmente del pequeño Norman frente a sus ojos.

viernes, 16 de octubre de 2015

"Compañeras de curso" por Michael Rivera Marín














Ilustración por Horacio Trino Mansilla.











Cuando pensaba en matarte, tenía muchas opciones divertidas a las que recurrir, sin necesidad de actuar protegida por la noche y las drogas, pues al ser compañeras de curso me hubiese sido muy cómodo tirarte desde el tercer piso al bajar la escalera cuando salíamos a recreo. La multitud enajenada hubiese sido mi coartada perfecta. O cuando tuvimos salidas pedagógicas, haberte tirado a las vías del metro.

Inclusive una visita casual al baño me habría dado la oportunidad de apuñalarte sin llamar la atención de los auxiliares de aseo… era más probable que una niña de otro curso te encontrara desangrándote antes de que lo hiciera una autoridad. Pero, ¿dónde estaría el placer si te mataba así? Y como ya se venía la fiesta del colegio, tendríamos los clichés necesarios para terminar con esta agónica espera de tres años.

Siempre pensé que en tercero medio nos separaríamos y no tendríamos que llegar a esta instancia, pero ahí estaba el puto destino para juntarnos y obligarme a matarte.

Oye, pero no llores, si no voy a continuar golpeándote hasta que te repongas un poco más, necesito decirte algunas cosas y quiero que me escuches con atención. Hazlo por mí, al fin y al cabo será la última conversación que tengamos. ¡Puta estúpida, deja de gritar! Llevas todo el día acá encerrada haciéndolo y no has sacado nada. ¿Acaso no has perdido la esperanza ya?

Me sorprende ver ahora tu actitud, porque siempre fuiste una mediocre. Entraste al curso humanista pensando que no habría necesidad de estudiar y que con tu alegría y belleza, todos debíamos aguantar tus estupideces y darte las respuestas de las pruebas. Estoy  segura  que  en  algún  minuto pensaste que nadie notaría cómo te aprovechabas de nosotros… pero yo no estaba dispuesta a justificar esa mierda.

¿Sabes qué me estimuló a actuar de esta manera? Vamos, no porque ahora te haya puesto una mordaza en la boca no vas a poder mover tu cabeza para responderme. No estás en posición de comportarte como una rota conmigo, así que no me hagas enojar o seré más dura y estoy segura que a este fierro no le importa tener que golpearte.