"Close the Door" by ~Buszujacy-w-zbozu |
Cada cierto tiempo
la puerta de la casa que daba al patio crujía sin razón aparente.
La joven dueña de la vieja casona —recibida
de herencia de su abuela—
ya estaba acostumbrada al continuo sonido. Día y noche, invierno y
verano, siempre la puerta del patio crujía y crujía; no importaba
que estuviera abierta o cerrada, la puerta jamás dejaba de crujir.
Su abuela, quien edificó
esa casona en un terreno a su vez heredado de su propia abuela, era
una mujer extraña. Dueña de conocimientos pasados de boca en boca
por varias generaciones. Era una especie de guardiana de toda esa
información que, más que nada, conformaba principalmente una suma
de secretos incontables acerca de las familias de la ciudad. Su casa
era un enclave soñado para historiadores y trovadores, quienes luego
de conversar una tarde entera con la sabia mujer, tomando mate
amargo, salían maravillados de todo lo que la abuela sabía acerca
de lo que le preguntaran. Lo único que la mujer jamás revelaba era
su fuente: si alguien se atrevía a preguntar por ello la mujer se
sumía en un mutismo que obligaba a sus interlocutores a abandonar la
casa y no volver nunca más. La abuela era en general una mujer feliz
de la vida salvo por un detalle: su hija, la llamada a heredar todo,
no se interesó nunca por nada de su madre. Así, cuando creció su
nieta y mostró un interés sincero por ella, encontró a quien legar
su mente.
La niña tenía libertad
absoluta en la casa de la abuela, no había lugar vedado ni pregunta
no respondida. Cuando cumplió los quince, y presa de la curiosidad
propia de una chica de su edad y de la influencia de las historias
escuchadas, le preguntó a la matriarca de dónde salía todo lo que
sabía, a ver qué pasaba. Para su sorpresa su abuela no se enojó,
sino que la llevó al fondo del patio y le mostró la raíz de la
vieja higuera. Ahí le explicó que estaba enterrado el cuerpo de una
vieja bruja, quemada hacía ya trescientos años, y que era la fuente
de toda sabiduría en la familia. También le hizo una advertencia:
toda la casa estaba hecha de modo tal de contener el alma de la bruja
en su lugar. Si algo de la estructura de la casa salía de sitio, las
consecuencias serían insospechadas. Entendiendo apenas la mitad de
lo que escuchó, no le dio mayor importancia y siguió haciendo su
vida.
Cuando la sabia mujer
murió, dejó de herencia la casona a su nieta, convencida de haber
hecho bien su trabajo y haber escogido adecuadamente a la depositaria
de su sabiduría. La joven lloró la muerte de la abuela que la crió
desde los diez años hasta su muerte, cuando ella acababa de cumplir
veintidós. Pese a la pena sabía que debía honrar su memoria
manteniendo la tradición familiar abandonada por su madre; así, se
dispuso a ver cómo podría hacerse cargo de tamaña tarea.
Cada cierto tiempo la
puerta de la casa que daba al patio crujía sin razón aparente. La
joven ya estaba aburrida de ese sonido continuo de la vieja y
desvencijada puerta de color madera algo rojizo. A sabiendas que no
podía sacar nada de la estructura de la casa, creyó dar con el
origen de los crujidos: los tornillos que unían las bisagras a la
madera estaban sueltos, producto de las décadas de apertura y cierre
de la vieja puerta. Para no cambiar la vieja hoja de madera ni las
bisagras, decidió sacar los tornillos y poner algún tarugo para
rellenar y recolocar los soportes, para que así siguiera la puerta
en su lugar y despareciera el ruido para siempre. En cuanto terminó
de soltar el último tornillo y de desmontar la puerta, un crujido
enorme partió la madera por la mitad: el gran escudo de canelo
consagrado había sido removido, dejando escapar el espíritu de la
bruja, quien capturó el alma de la muchacha y la enterró debajo de
la higuera, apoderándose del cuerpo de la descendiente de la machi
que la había encarcelado por trescientos años. Con ese nuevo cuerpo
podría llevar a cabo su venganza, luego de quemar la puerta y fundir
los tornillos y bisagras para rehacer la daga ceremonial que se había
usado para su fabricación, y que ahora sí lograría su cometido:
acabar con todos los brujos mapuche y dejar el camino libre para ser
reemplazados por brujos del mal. La batalla por la tierra había
empezado, y una de sus guerreras yacía encerrada bajo una higuera
por culpa del crujido de una puerta.
Me gusto harto la idea, pero no tanto la forma. El Dr. Blood no es un mal escritor, pero siento que sus narraciones son demasiado apresuradas, y en ese apuro la redacción a veces se vuelve un tanto confusa. Creo que si tuviera que recurrir a una palabra, diría que lo que le falta a este relato es "Atmósfera", es decir, que se sienta la antiguedad de la casa y el mal que habita en ella. La parte final da para algo mucho más elaborado: el horror que debe inspirar la presencia de esta bruja, la angustia de la joven enterrada, etc. Creo que proyectar estas sensaciones en el lector es lo más importante en un escritor de terror.
ResponderEliminarEse es mi aporte,
Saludos.
Cierto. De hecho soy extremista, o es cuento corto o es novela, nada de términos medios.
ResponderEliminarCoincido con Kensan, la idea es bastante buena, pero creo que le faltó desarrollo.
ResponderEliminarMe gusta el uso de objetos de poder, siempre tienen un dejo de añoranza. Bueno, y este relato en específico me recuerda en algo a "La Conquista Mágica de América" y "Kalfukura" de Baradit, aunque claro, con el toque de Blood.
Buen relato de todas formas.
Esto es un complot, me quieren obligar a extender mis relatos. Veremos quién es más porfiado...
ResponderEliminarEn realidad es muy abrupto el final, demasiado pretensioso en relación al resto del relato.
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