Ilustración por Omar Campos Oniri ( @oniri_comics ) |
Sintió que la gente de las luces venía por él.
Se reunió con los dos niños en un abrazo. éstos no despertaron con el movimiento. Mejor así, aprovecharía hasta el último instante junto a ellos sin inquietarlos. El corazón le latía tan fuerte que parecía que escaparía en cualquier momento por la garganta, atragantándolo. Pensó que podría traspasar su pánico a los infantes, por lo que los volvió a recostar y arropar en la cama, y sentado en el piso abrazándose las piernas, los contempló, sintiendo la esencia que habían impregnado en él.
Las luces entraron a través de las ventanas y las rendijas de las puertas, para luego destrozarlas, lanzando esquirlas de madera y vidrio, abriendo paso a los entes. Las luces no dejaron rincón oscuro, mostrando a los niños enfundados en la cama, y al hombre acurrucado. Uno de los seres destapó a los pequeños, dejando ver que eran sólo unos cadáveres con el abdomen abierto hasta la tráquea, sin ningún contenido más que aire descompuesto.
El hombre, que tenía su cara, torso y brazos cubiertos de sangre y astillas, tendió los brazos.
-¡No me los quiten! ¡Son míos!
El personaje que los descubrió apagó la linterna de su arma y tomó el radio.
-Aquí sargento Vásquez. Ambos están muertos. Repito ¡Los niños secuestrados están muertos!
Ω
Relato finalista del II Concurso de Microrelatos de Terror y Gore, del XXVIII Festival de Cine de Terror de Molins de Rei.
Publicado originalmente en E - Zine Tauzero
Muy buen texto. En verdad me sorprendió el final. Excelente trabajo, Fraterno.
ResponderEliminarSaludos.
Qué buen relato. A la vena.
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