«…Al recobrar más tarde la
consciencia, se encuentra a sí mismo encadenado
junto a la maligna sima, inhalando los humos que le
hacen olvidar
su pasado
humano en un loco, primigenio delirio».
El
oráculo de Sadoqua – Clark Ashton Smith
El inusual sueño
comienza en el subsuelo de una oscura caverna. Estoy encadenado a un tosco
madero y rodeado de cráneos, huesos y
sahumerios de corrosivas características…
Mi vista se va
nublando con irritantes lágrimas producto del humo y mis sentidos se abren
hacia una nueva dimensión.
Las brujas,
hechiceros y campesinos de la comarca, los cuales tenían la marca del «Innombrable»
tallada en la frente, deseaban fervorosos unirse una vez más a su repulsivo
Dios.
Ellos danzan en la
más abominable de las lujurias primigenias. Danzando con desenfrenado regocijo
sobre cuerpos desmembrados, formando una sola masa, la que se mezcla en una
necrótica y pagana orgía. Todo esto bajo la fría mirada de la titánica efigie del
«Dios Necrófago», en la cual, el
rojizo fuego de las antorchas resaltaba aún más su horrendo aspecto.